Lectio Divina
Eres bienvenido a participar con nosotros en las reuniones. Se realizan por Zoom y nuestro calendario es el que ponemos aquí:
A las 20.30 horas. Una hora.
Realizamos una Lectio Divina con el Evangelio del Día.
Enlace de Zoom a la Lectio:
Enlace a la sala: https://zoom.us/j/97720612160?pwd=RKo6k8FqvnQkPIgabVPZDzMnAGAHSa.1
Clave de acceso (si la solicitase): 132558
Modelo de Lectio que practicamos:
Modelo de Lectio propuesto:
Se realiza con tres voluntarios, en el caso de que no los hubiere, uno o dos asumirán la actividad del que falte o los que falten.
1.- Primer voluntario dice “Oración”: y lee la que corresponda al día de la celebración de la Lectio.
2.- El Primer voluntario dice “Lectio”: Habitalmente se recogerá de la Lectio del evangelio del día..
Segundo voluntario: realizará la lectura a ritmo normal. Pausa.
Tercer voluntario: A continuación realizará la lectura a ritmo muy lento. Pausa.
3.- El Primer voluntario dice “Meditatio”: Durante 10 minutos cada uno leerá y escuchará internamente el texto buscando lo que nos quiere decir, rastreando las señales vivas para nosotros.
4.- El Primer voluntario dice “Collatio”. Durante 15 minutos cada cual compartirá, de manera breve, su vivencia del texto.
5.- El Primer voluntario dice “Oratio”. Durante 4 minutos cada cual realizará un breve diálogo personal con Dios para mostrarle nuestra meditatio.
6.- El Primer voluntario dice “Contemplatio”. Durante 20 minutos se realizará un silencio contemplativo.
7.- El Primer voluntario dice “Oración final”: lee la oración final correspondiente al día de la celebración de la Lectio.
Próxima cita:
Miércoles, 9 de julio de 2025
Texto de la Lectio:
Oración de apertura:
Oh Señor, haz que yo te sirva
con amor puro y entero,
sin esperar en cambio
éxitos o felicidad.
Que yo te sirva y te ame, oh Jesús,
sin ningún otro propósito
que tu honor y tu gloria.
Amén
Texto del Evangelio (Mt 9,9-13): En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».