Quiénes somos

«Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos»
(Mt 18,20)

Somos un Grupo de personas formado en su mayoría por Carmelitas Descalzos Seglares que hacen de sus encuentros ESCUELA DE ORACIÓN.

A través de actividades realizadas en común, en formato ON-LINE, tenemos ese lugar en el que expresamos la fe. Sentimos esa comunicación que se produce entre seres humanos que comparten la inquietud de búsqueda de todo lo que nos transciende.

Nos motiva el sentimiento de que la Oración Contemplativa es la LLAVE que da nobleza a los seres humanos, y ello permite, al margen del hecho de que eso que creemos o dejamos de creer, de nuestros principios o de nuestras razones; alcanzar el corazón de la VERDAD; la que habita en el corazón de cada ser humano.

Porque: «andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante, según se tiene por bueno andar en las vanidades y contentos del mundo

( Santa Teresa, Vida 7.22 )

Son tiempos en los que la comunicación se ha vuelto superficial. Pendientes de satisfacer ese ego esclavo de alcanzar el mayor número de «likes» en las redes, porque esa es la realidad que se mide aparentando algo que no somos y relegando lo que en esencia, sí que somos, el fundamento de nuestro ser, a la oscuridad del olvido.

En este contexto, es bueno encontrarnos en un lugar en el que podamos expresar de forma comunitaria aquello que anhelamos, aquello que da coherencia a nuestro existir. Y es que, como diría nuestra madre Teresa: “Son estos tiempos recios y son menester amigos fuertes de Dios para sustentar a los flacos”

(Vida 15.5)

«Después de mi muerte, haré descender desde el cielo una lluvia de rosas”, decía
Teresita De Lisieux. Ése es el espíritu del Carmelo, del cual, somos herencia y la queremos compartir a manos llenas.

BIENVENIDOS seáis todas y todos, en el cumplimiento de que:

«Todos sean Uno como Nosotros somos Uno «

«No ruego solamente por ellos, sino también por todos aquellos que por su palabra creerán en mí. Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí, y yo en ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado. Esa gloria que me diste, se la di a ellos para que sean uno como tú y yo somos uno. Así seré yo en ellos y tú en mí, y alcanzarán la perfección en esta unidad. Entonces el mundo reconocerá que tú me has enviado y que yo los he amado como tú me amas a mí. Esos que me has dado, Padre, yo quiero que allí donde estoy yo, estén también conmigo y contemplen la gloria, que tú me diste, porque me amabas, antes que comenzara el mundo. Padre Justo, el mundo no te ha conocido, mientras que yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado. Yo les he enseñado tu Nombre y seguiré enseñándolo; y así, el amor con que me amaste estará en ellos, y yo también estaré en ellos«

Juan ( 17, 20- 26 )